Francisco recitaba esta oración ya en 1205-1206, durante su
período de discernimiento vocacional, cuando frecuentaba la pequeña
iglesia de San Damián donde se encontraba el Crucifijo bizantino que aún
hoy puede verse en la Basílica de Santa Clara.
¡Oh alto y glorioso Dios!
ilumina las tinieblas de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
ilumina las tinieblas de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario