lunes, 16 de enero de 2017

Oración ante el crucifijo de San Damián

Francisco recitaba esta oración ya en 1205-1206, durante su período de discernimiento vocacional, cuando frecuentaba la pequeña iglesia de San Damián donde se encontraba el Crucifijo bizantino que aún hoy puede verse en la Basílica de Santa Clara.


¡Oh alto y glorioso Dios!
ilumina las tinieblas de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.

domingo, 15 de enero de 2017

Te adoramos Santísimo Señor Jesucristo

Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí y en todas las Iglesias que hay en el mundo,
y te bendecimos, pues, por tu Santa Cruz redimiste el mundo.

sábado, 14 de enero de 2017

Oración Franciscana por la Paz

 Esta oración, a pesar de la creencia popular, no fue escrita por San Francisco de Asís. Su origen se remonta al siglo XX, concrétamente en 1912. Apareció por primera vez en una revista francesa, un boletín de la Liga de la Santa Misa. Aunque aparecía como anónima puede atribuirse  al sacerdote y fecundo escritor Esther Auguste Bouquerel. Años después, el padre capuchino Etienne Benoit imprimió el texto de la oración en el reverso de una estampa con la imagen de san Francisco, dirigida a los miembros de la Orden Tercera. Al pie de la oración escribió: «Esta oración resume maravillosamentea la fisonomía externa del verdadero hijo de san Francisco». Ése puede ser considerado el origen de la confusión. Aún así, esta oración recoge a la perfección el carisma franciscano y el espíritu del pobrecillo de Asís.

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! 
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
     muriendo, como se resucita a la vida eterna.